Los fundadores

Juan Eudes (1601-1680)

Fundador en 1641 de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad de la cual salió la del Buen Pastor. Juan Eudes es un sacerdote y un predicador cuya vida ilustra la renovación del catolicismo francés en el siglo XVVII.

Juan Eudes nació el 14 de noviembre de 1601, en el pueblo de Ri, hoy, en el departamento de l’Orne, en la Baja Normandía.

En 1625 después de haber entrado en la Congregación del Oratorio, introducida en Francia por Pedro de Bérulle (1575-1629), es ordenado sacerdote en Paris. En 1627 y 1631, durante la epidemia en Normandía, se expuso a los riesgos de esta terrible enfermedad asistiendo a los moribundos. En Caen, para estar más cerca de los enfermos y evitar contaminar a los sanos, dormía en un barril de sidra, en las afueras de la ciudad en las tierras de la Abadía de las Damas.

Quería catequizar los campos, y a partir de 1632, se fue a predicar numerosas misiones populares. Adquiere así un conocimiento concreto de las condiciones difíciles de vida de los aldeanos y paisanos enfrentados a la miseria. Sus talentos de predicador le llevaron hasta Paris donde predicó delante de la Corte.

Juan Eudes también era consciente de la vulnerabilidad de una parte de la población femenina, sola, sin recursos, privada de apoyo. Interpelado por una mujer de Caen, Magdalena Lamy, sobre qué pensaba hacer para ayudarles, se sintió movido a abrir una Casa de Refugio en Caen, en 1641, para responder a las necesidades de estas mujeres. Esto será el punto de partida de la Congregación Nuestra Señora de la Caridad, después Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor.

 En 1643 para remediar la falta de formación de los sacerdotes encargados de las parroquias, creó una nueva comunidad de sacerdotes; la Congregación de Jesús y María, llamada más tarde de los “Eudistas”.

 Murió el 19 de agosto de 1680, a los 79 años de edad. Fue canonizado por el Papa Pío XI.

Hna. María Eufrasia Pelletier (1796-1868)

Hna. María Eufrasia Pelletier era una mujer con una personalidad excepcional, anclada en un siglo de progreso. Su audacia y su espíritu de iniciativa permitieron a la Congregación que fundó, Nuestra Señora de Caridad del Buen Pastor, desarrollarse en el mundo entero.

Rosa Virginia Pelletier nació en la isla de Noirmoutier el 31 de julio 1796. Atraída por el trabajo en favor de las mujeres en dificultad, entró en el Refugio de Tours el 20 de octubre de 1814, casa de Nuestra Señora de Caridad que conoció durante su escolaridad en la ciudad. Ella hizo su profesión el 9 de septiembre 1817. Fue elegida superiora de la comunidad en 1825, a los 29 años. Una de sus primeras iniciativas fue la creación de una comunidad de estilo de vida contemplativa, las Hermanas Magdalenas.

En 1829, solicitada por el clero local, estableció una casa en Angers. Esta fundación marcó el comienzo de una grande aventura que la llevará en unos años a crear una nueva Congregación.

Hna. María Eufrasia tuvo la idea innovadora de instaurar un Generelato, permitiendo así unir las comunidades más bien que de mantenerlas autónomas. Obtuvo el apoyo del Papa Gregorio XVI que aprobó los artículos del decreto estableciendo un Generelate el 16 de enero 1835. Así nació la Congregación de Nuestra Señora de Caridad del Buen Pastor. Angers se convirtió en la Casa Madre, de la cual dependen las otras comunidades.

 Despues de 1835, posibilidades de fundaciones aparecieron rápidamente, particularmente en el extranjero, y el instituto prosperó en varios continentes.

La primera fundación fuera de Francia se estableció en Roma en 1838. Cuatro años más tarde, unas hermanas cruzaron el Atlántico para ir a Louisville, en los Estados Unidos. Argelia recibió la Congregación un año después en 1843 y la India en 1854.

Durante en vida de la fundadora, las hermanas de Nuestra Señora de Caridad del Buen Pastor se fueron hasta Australia para crear una casa en Melbourne en 1863.

 Cuando murió el 24 de abril 1868, la Congregación contaba con 3000 religiosas repartidas en 110 casas en los cinco continentes. Mujer enérgica y carismática, fue canonizada en 1940 por el Papa Pío XII.